La Academia superó en los penales al Xeneize y definirá el título con Colón.
¿Quién hubiera dicho tras esas dos olvidables noches en Santiago del Estero, que Juan Antonio Pizzi se encontraría a un partido de ser campeón del fútbol argentino? Pocos hubieran sido tan valientes. Sin embargo, esa es la realidad: la Academia venció a Boca Juniors en la semifinal y el viernes tendrá una nueva chance de sumar una estrella a su palmarés.
No fue fácil. Racing debió salir al campo de juego sin sus dos principales armas, ya que Arias y Mena no estaban disponibles (ni lo estarán para la final) ya que fueron convocados a la selección chilena. El equipo de Pizzi planteó un partido muy estudiado, casi de ajedrez, que resultó muy mezquino y muy aburrido de ver, pero eficiente. Ambos equipos intentaron interrumpir los circuitos del rival, más que generar los propios. El primer tiempo fue muy trabado, con casi ninguna chance clara en ninguno de los dos arcos.
En el segundo tiempo, el conjunto de Russo se adelantó un poco más, y Racing comenzó lentamente a sufrir el cansancio, y con ello aparecieron faltas infantiles, tarjetas, y pases errados que llevaron a claros contraataques del club de la ribera. Sin embargo, Boca no fue dominador del partido ni mucho menos, y no hizo buen uso de la posesión de pelota que la Academia le otorgó casi todo el partido.
Sin casi emociones, los 90 minutos reglamentarios terminaron y dieron pase a la tanda de penales, en la cual Racing nuevamente pudo prevalecer. El primer tiro de Boca, de Tévez, se estampó contra el travesaño del Chila Gómez, y el arquero suplente de la Academia le atajó otro ni más ni menos que al Pulpo González. Copetti selló nuevamente la serie con una gran ejecución.
Racing disputará la final el viernes próximo, y espera por Colón o Independiente, en lo que podría ser la primera final en la historia del clásico de Avellaneda.